Oporto

Julio 2023

Galería de fotos

Introducción

Es de aquellas ciudades que se han puesto de moda, del estilo de Barcelona, sobresaturada de turistas, llena de atracciones muy interesantes, con buena comida y una buena seguridad. Para tres días es una escapada ideal

Fecha de viaje

Del 4 al 6 de Julio del 2023

Moneda

Utilizan el euro, hay cajeros por todas partes, aceptan tarjetas en todas partes.

Nivel de vida

No es una ciudad barata, pero aun quedan opciones aceptables, sobre todo para comer. El alojamiento es caro pero, fuera de temporada, hay buenas opciones, aunque algo alejadas del centro

Seguridad

Suponemos que hay carteristas, como plaga inevitable de las ciudades turísticas, pero si tienes cuidado, no creemos que sea un problema. Muy difícil estar solo en esta ciudad tan visitada.

Transporte

Autobuses y tranvías son de fácil uso, muy baratos y con recorridos muy claros

Electricidad

  • Voltaje: 230 V
  • Frecuencia: 50 Hz
  • Clavijas: Tipo F

Diferencia de horario

Utilizan el huso horario británico, o sea 1 hora menos que en la Península.

Guías de viajes

Itinerario

  • Día 1: BARCELONA – OPORTO
  • Día 2: OPORTO
  • Día 3: OPORTO – LISBOA – LUANDA – SAO TOMÉ

Diario de viaje

Hoy volamos con Vueling a Oporto. Nos damos el gran madrugón ya que el avión sale a las 7 de la mañana. Pasamos sin novedad los controles de seguridad. Nos han costado los vuelos 218 € con mochila facturada. Salimos tarde porque hay niebla en Oporto y están ralentizando la entrada de vuelos. Salimos media hora tarde.

Hay un tren de cercanías que se coge en el aeropuerto que está en la Zona 4 por 2,75 € el billete por persona. Pasa muy a menudo y te deja en una zona muy céntrica, de hecho nosotros cuando llegamos no hacemos ni transbordo ya que está relativamente cerca el hotel reservado.

Te puedes comprar la Tarjeta Andante  que es de dos zonas, tres y cuatro, hay un bono de 11 viajes y la de 24 horas,  ésta se puede recargar. La Tarjeta Andante Tour, que es más para turistas, que se vende por 24 y 72 horas y permite moverse por toda la zona metropolitana de Oporto sin tener en cuenta las zonas. A diferencia de las otras tarjetas, no es recargable. La de 24 horas cuesta 7 € y la de 72 horas cuesta 15€. Nosotros somos muy andarines con lo que no la compramos.

El alojamiento es en el Hotel Moreiras, nos cuestan las dos noches en habitación doble con baño compartido 110€. Cuando llegamos,  a pesar de ser muy pronto nos dan la habitación, aunque no está arreglada podemos dejar las mochilas y lanzarnos a descubrir la ciudad.

La habitación está muy bien, todo mueble de Ikea blancos, con su tele y todo. Aunque el baño está fuera no hay problema, para dos habitaciones hay dos lavabos completos, eso sí, muy pequeños, pero limpios y con gel.

Hay un bar al lado del hotel donde desayunaremos los tres días que estaremos en Oporto, nos pedimos café con dos pastas, nos cuesta 4,6 €, pero las pastas son enormes.

Con el estomago lleno ya nos vamos a descubrir la ciudad. Lo primero que vemos es la Capela das Almas del s XVIII, con sus frisos de azulejos azules y blancos en la fachada, en la Rua de Santa Catarina, una calle peatonal  llena de gente. Sus azulejos del siglo XX, recrean fielmente el estilo de los artistas ceramistas del siglo XVIII.

Poco después llegamos a la Praça da Batalha, que alberga la Igreja de Santo Ildefonso, de estilo barroco, decorada con azulejos.  La iglesia fue consagrada en 1739, en el emplazamiento de una capilla anterior; durante una tormenta en 1819 y fue cañoneada durante el sitio de Oporto en 1823 desde entonces ha sufrido muchas remodelaciones.

Enfrente está el Teatro Nacional Sao Joao, vivo retrato de la Ópera Garnier de París, pero en miniatura.  El arquitecto Joao Marques da Silva, ganó en 1910 la licitación para construir un nuevo teatro en el solar del Teatro do Príncipe incendiado en 1908. El resultado fue este sólido edificio, inaugurado en 1920. En 1992, el deteriorado teatro pasó a manos del Estado portugués, que restauró la fachada y los elementos decorativos en piedra madera y hierro.

La siguiente visita es la Estaçao de Sao Vento, fue inaugurada como estación central de trenes de Oporto en 1916, lo cual anunció la tardía entrada de la ciudad en el siglo XX. El exterior de la estación imita la arquitectura típica en Francia durante la Belle Époque. El interior, sin embargo, es un glorioso homenaje a las artes decorativas portuguesas, con un vestíbulo cubierto de elaborados paneles de azulejo.

Cuando el ferrocarril llegó a Portugal a finales del siglo XIX se tardó casi treinta años en construir esta estación de tren en el centro de Oporto. Se encuentra donde antes estaba el convento de Sao Vento, cuya destrucción fue consecuencia del antagonismo milenario entre por una parte los comerciantes y las autoridades de la ciudad, y por otra la Iglesia. Primero se instalaron unas estructuras provisionales, después de unas devoluciones parciales del convento, cuyo nombre conserva la estación, y fue inaugurado en 1916. Después de más de cincuenta años como estación mixta de mercancías y pasajeros, actualmente se utiliza solo para el transporte de pasajeros, en conexión con la estación de Campanha, situada a tres kilómetros al norte, que están conectadas  por el metro.

Se trata de un vasto edificio considerado como una de las diez estaciones más bellas del mundo y la más hermosa de Portugal, por su espectacular reloj de hierro forjado, pero sobre todo por su enorme vestíbulo bellamente decorado con azulejos diseñados por Jorge Colaço en 1914. Uno podría quedarse allí durante horas, para admirar cada cuadro expuesto ante los ojos y cuando cree que ya lo ha visto todo, descubre otros nuevos escondidos aquí y allá en los recovecos.

El Mercado de Bolhao es muy interesante pero ahora es para los turistas, no para los habitantes de Oporto. Casi todos los tripeiros tienen debilidad por esta estructura de hierro forjado del s XIX, y su mercado que es la despensa de Oporto, con productos frescos, quesos, aceitunas, carnes ahumadas, embutidos que aprovechan todo lo del cerdo, bacalao etc.

El Café Majestic es la tetería más famosa de Oporto. Está decorada con querubines, tallas doradas  y butacas de cuero. Los camareros de uniforme, sirven elegantes desayunos, tés y comidas ligeras, desde el clásico bocadillo de francesinha a ensaladas. Vemos el menú  y realmente es muy caro.

La Torre dos Clérigos fue diseñada por el arquitecto italiano Nicolau Nasoni en la década de 1760. Sus 76 m de altura la convirtieron en el edificio más alto de Portugal en la época, y hoy sigue siendo un fantástico mirador.  Nasoni también diseñó la adyacente Igreja dos Clérigos. Esta icónica iglesia barroca, fue declarada monumento nacional en 1910. Nosotros no subimos los 240 peldaños de la escalera  de caracol, pero si que visitamos  la iglesia.

La capilla mayor está flanqueada por dos impresionantes órganos ibéricos. Se construyeron entre 1774 y 1779, y fueron necesarios 5 años de trabajo para cada uno.

En la cúpula está el escudo de armas de la Hermandad de los Clérigos, para quién se construyó la iglesia.  El retablo de mármol policromado en estilo rococó, fue obra de Manuel Dos Santos Porto. El centro lo ocupa una imagen de Nuestra Señora de la Asunción patrona de la Hermandad y en los flancos están las esculturas de los copatronos San Pedro ad Víncula y San Felipe Neri.

La capela de Lapa es una antigua morgue situada bajo la Iglesia y fue cuidadosamente restaurada junto al resto del edificio en 2014. La cruz da Cassoa, un crucifijo de mármol con un Cristo crucificado pintado, estuvo expuesta aquí hasta que comenzó la restauración. Ahora se encuentra cerca de la casa de la Hermandad.

La fachada de la iglesia decorada con conchas y guirnaldas, es uno de los mejores trabajos de Nasoni.  La escalinata doble se finalizó en 1763 y las fachadas laterales insinúan la planta elíptica del edificio. El diseño elíptico de la nave fue algo innovador en la época. Los muros de mármol y granito lucen una rica decoración de talla dorada, pero lo más destacado es el magnífico retablo.

Todo esto está, en la Ribeira i Baixa. Sobre los edificios que concedieron al casco histórico de la ciudad el título de Patrimonio Universal de la UNESCO se eleva la Sé do Porto. De esta maravillosa catedral medieval, encaramada sobre una colina que lleva habitada al menos tres milenios, parten las empinadas calles que descienden por el antiguo barrio de Baixa, ahora repleto de tiendas elegantes y modernas boutiques. Este laberinto de estrechas callejuelas y arcadas, cuyos altos edificios parecen anclados en el pasado, conduce hacia el vistoso barrio de Ribeira y los muelles del Duero. Esta zona está salpicada de solemnes iglesias góticas y renacentistas, y los restos de la muralla del siglo XIV recuerdan su origen medieval. Los animados bares y cafés permiten tomarse un descanso durante la visita, y al anochecer Ribeira se convierte en uno de los principales destinos de vida nocturna de Oporto.

El Mirador de la Victoria  es un buen lugar para ver las panorámicas de la ciudad al fondo.

El Jardín de Joao Chagas se encuentra enfrente del Tribunal de Justicia y tiene unas figuras muy divertidas, satíricas, que llaman la atención. se llaman «los trece riéndose unos de otros» de Juan Muñoz.

La Iglesia y convento de Sao Bento da Victoria fue fundado en 1598. El coro está decorado con magnifica madera tallada con escenas de la vida de Sao Bento.

Para comer vamos a un bar donde nos pedimos una francesinha y una tortilla con verduras y ensalada. Con 4 cervezas nos cuesta 17€, pero quedamos super llenos, ya no cenaremos. La francesinha es una bomba calórica ya que tiene un bistec, un huevo, salchichas,  patatas fritas, tomate y no se que más.

Como hemos madrugado mucho, nos vamos al hotel donde descansamos un rato. A la tarde cogemos un bus que nos lleve al Fuerte de Francisco Javier. El autobús nos hace bajar 2 km antes de llegar y como pasa otro autobús diferente nos lleva. No entendemos porqué no ha llegado al final, pero no pasa nada.

 El fuerte de Francisco Javier o Castillo del Queso no debe su nombre a su fragilidad,  sino a la forma de las rocas sobre las que fue construido en el siglo XVII. Su objetivo principal, era proteger la costa ante los ataques de los piratas norteafricanos y las invasiones españolas. Rodeado por un foso se pueden ver sus puestos de guardia en las esquinas. Albergaba la residencia del gobernador de la época y una capilla. Contiene una pequeña colección de armas, pero lo mejor son las vistas.

Paseamos un rato por la playa donde hay muchos restaurantes de lujo y unas casetas para cambiarte de ropa similares a las que se encuentran por ejemplo en Inglaterra.  Están pintadas de colores y son muy bonitas.

Para volver, cogemos otro bus que va por la costa y es casi como un bus turístico, pero a precio local, además es de dos pisos como los de Londres, con lo que se ve todo muy bien.

Nos bajamos al lado del Mercado Ferreira Borges, una obra de mecano, levantada por la Compañía Aliança en 1888, del mismo estilo que los dos puentes de hierro.

Llegamos a la Calle de las Flores, muy animada con bares, restaurantes o tiendas de moda. Sus casonas forradas de azulejos y con balconadas son muy fotogénicas. Entre ellas el Templo de la Misericordia, uno de los pocos renacentistas de la ciudad.  A su vera, la Santa Casa de la Misericordia, expone la tabla flamenca Fonts Vitae, en la que Dom Manuel I, el rey venturoso, es representado con su mujer y su prole de ocho hijos, todos de rodillas ante el Crucificado.

Ya cansados de todo el día pateando la ciudad, nos volvemos a nuestra casita.

Vamos a desayunar  al mismo sitio y luego ya nos vamos a descubrir nuevos lugares de Oporto.

Pasamos por la Librería Lello, es una visita estrella de Oporto. Se construyó en 1906, con sus molduras de yeso que imitan madera y su claraboya de cristal de colores. Su retorcida escalera sirvió de inspiración para la de Harry Potter, que J. K. Rowling escribió en parte en Oporto, mientras trabajaba como profesora de inglés, entre 1991 y 1993. Debido al gran volumen de visitantes que solo entraban a verla, desde 2015 se cobran 5 € que se descuentan de los libros que compres. Hay grandes colas y no entramos.

Hoy entramos en la Sé De Porto que está decorada con paneles de azulejo. Ha sufrido muchas modificaciones desde su fundación en el siglo XII y la única reliquia destacable del edificio original es el bello rosetón de la fachada oeste. Una escalera del siglo XVII asciende a los pisos superiores, donde se exponen objetos de plata y otros tesoros. La terraza frente a la catedral ofrece buenas vistas. La entrada cuesta tres euros por persona.

Domina el gótico al románico en una filiación mixta de las escuelas de Coímbra y el Limousín. Con aspecto externo de fortaleza, su fachada presenta un rosetón original y reformas barrocas en torres y portada; al norte fue añadido un elegante porche atribuido como casi todo en Porto a Nasoni. Si avanzamos a través de sus estrechas y oscuras naves, descubriremos obras de arte como la imagen de Nossa Senhora de Vandoma o, sostenida por cuatro leones, la tumba gótica de Joao Gordo, que como contador de Dom Dinis y juez de la mar debió hacer honor a su apellido. En el crucero se halla el enterramiento de  María Pacheco, mujer del comunero Padilla hasta aquí huida, disfrazada de labradora y por siempre exiliada.

La capilla mayor fue reformada en 1610 y presenta frescos del polifacético Nasoni. A la misma centuria pertenecen coro, órganos, aguabenditeros y barandas, así como el riquísimo altar en plata repujada, de la capilla del Sacramento.

El claustro data de 1385, y presenta paneles de azulejos, con temas inspirados en el Cantar de los Cantares y otros, más profanos, en las Metamorfosis de Ovidio.

Hoy queremos visitar el Palacio de la Bolsa, es un grandioso edificio que fue diseñado por el arquitecto portuense Joaquín Da Costa Lima Junior, al estilo de un palacio neoclásico, para animar a los ricos comerciantes a invertir en los diversos negocios e iniciativas mercantiles de la ciudad. Aunque el exterior parezca sobrio, la exagerada decoración interior refleja el desmesurado nivel de riqueza, que disfrutaban las élites portuguesas del siglo XIX.

La entrada para jubilados es de  7,5 €, el problema es, que los que somos jubilados de Muface, no tenemos un carnet para demostrarlo como los que se jubilan del régimen general. La chica que está en la taquilla, se lo cree y nos hace el descuento. Es una visita guiada con lo que hay que reservar hora. Hacen las visitas en castellano, inglés y portugués. Nosotros tenemos suerte porque en menos de una hora empezará la visita y mientras tanto visitaremos la Iglesia de San Francisco, que está en la siguiente esquina.

La luz que entra por las grandes ventanas de este Salón del Tribunal, de estilo renacentista francés, realza las magníficas pinturas que cubren las paredes y el techo realizadas por Veloso Salgado, un artista portugués nacido en Galicia. Los ventanales recuperaron su esplendor tras la profunda restauración realizada entre 2007 y 2014.

El Salón de los retratos que está decorado estilo Luis XVI sorprende,  por el efecto de profundidad que crea el diseño del suelo de madera. La sala está dedicada a seis reyes de la Casa de Braganza, la dinastía portuguesa que gobernó el país desde 1640 hasta 1910.

La escalera noble de granito, con grabados decorativos, fue diseñada por Gustavo Adolfo Gonçalves de Sousa en 1868. Por la claraboya superior entra abundante luz natural. Las dos lámparas de arañas sobre la escalera, recuerdan que este fue uno de los primeros edificios de Oporto que tuvo electricidad.  Tienen un diseño, que permite bajarlas con una polea para poder limpiarlas con facilidad.

La Galería de los Antiguos Presidentes, fue remodelada para acoger a los antiguos presidentes de la asociación comercial de Oporto, cuya sede se encuentra aquí. Sus retratos aparecen distribuidos por la sala.

Luego se llega al Salón de las Asambleas Generales y en los paneles de esta sala de reuniones, los arquitectos emplearon yeso para imitar madera y lograron un efecto muy realista.

Pero lo más sorprendente de este edificio y más llamativo, es el Salón árabe.  Se diseñó y se construyó en 1862,  y concluyeron los trabajos dieciocho años después. La decoración de estilo árabe está inspirada en la Alhambra de Granada.

Gustave Eiffel, visitó el palacio de bolsa cuando estaba realizando los planos del Ponte Dona María Pía. Este antiguo estudio rinde homenaje a Eiffel,  pionero de la arquitectura en acero.

El Salón Dorado incluye un elegante suelo, atractivos escritorios y armarios de madera y un elaborado techo de estuco dorado. En el patio de las naciones, una gran cúpula de cristal cubre el antiguo parqué de la bolsa. Los escudos de armas representan a socios comerciales de Portugal.

Justo al lado está la Iglesia de San Francisco que cuesta 9 €  por persona, aquí no hacen descuento a nadie.

Esta rutilante Iglesia construida entre 1383 y 1425 es sin duda la más sorprendente de la ciudad. Es uno de los mejores ejemplos de arquitectura gótica de Portugal y fue declarada Monumento Nacional en 1910. Como muchos edificios de Oporto sufrió numerosas modificaciones a lo largo de los años. El fastoso interior está decorado con tallas de madera doradas que cubren casi todas sus superficies, al contrario que la modesta Orden Franciscana, los mecenas de la Iglesia Católica si deseaban alardear de sus riquezas.

La nave central parece salida de un cuento de hadas. Se cree que los maestros doradores usaron más de cuatrocientos kilos de oro para cubrirla.

El museo, distribuido en dos plantas en la Antigua Casa do Despacho, ofrece exposiciones sobre la orden franciscana y la historia de Oporto. La imagen de San Francisco en granito policromado, ocupa un nicho situado a la derecha de la entrada principal. Data del siglo XIII y es uno de los pocos elementos que se conservan de la iglesia original.

El altar mayor iluminado, desde atrás por altos ventanales, es el principal foco de atención de la capilla mayor. Los retablos de 1718, están flanqueados por columnas salomónicas doradas y esculturas de monjes franciscanos a ambos lados del ábside.

 El interior de la Iglesia se decoró durante los siglos XVII y  con extraordinarias tallas doradas gracias a las generosas donaciones de los mecenas más ricos de Oporto, las elaboradas tallas en madera dorada cubren las paredes casi por completo.

El Árbol de Jesé es uno de los elementos más llamativos del interior de la iglesia. Es un retablo multicolor, que representa la genealogía de Cristo, las enseñanzas sobre el linaje de Cristo representado en vidrieras pinturas o tallas fueron especialmente populares en el siglo XVIII.

La portada oeste ha sufrido numerosas modificaciones a lo largo del tiempo, el único elemento gótico que se conserva es el bello rosetón.

Al contrario que la fachada oeste de estilo barroco, la portada sur, de cara al río, ha conservado en gran parte el estilo gótico. Sobre las molduras decorativas de estilo mudéjar del pórtico hay un gablete triangular con un pentagrama.

Algunos miembros de la Orden Franciscana están enterrados en las catacumbas, en la cripta bajo la Iglesia en un rincón hay una claraboya en el suelo a través de la cual se ve un osario y da bastante yuyu estar ahí.

Paseamos al lado del rio, por el Cais da Ribeira, pasamos al lado de la muralla fernandina del s XIV. Atravesamos el rio  por el puente Dom Luis I, contratado con la compañía belga de Willebroeck y  del que fue autor Theopile Seyrig, antiguo colaborador de Eiffel. Entre 1886 y 1993, este puente constituyó el único e imprescindible paso para automóviles. Tiene dos niveles y un gran arco. Su posición central lo llegó a convertir en un símbolo ciudadano tan querido como la Torre dos Clérigos.

El primer puente fue el de Dona María Pía reservado al tránsito ferroviario. Fue un prodigio de la ingeniería de su tiempo y verdadero símbolo de progreso, obra de Gustavo Eiffel.

Vemos los barcos rabelos o barcazas de vivos colores y con publicidad de las bodegas de la ciudad.

Volvemos a casa a descansar de tanto sol y a la tarde vamos andando hacia los jardines del Palacio de Cristal. Pasamos por la primera Iglesia Evangélica de Oporto con una fachada preciosa llena de azulejos. Otro edificio precioso es la Torre y el Palacio de Terenas. La torre es del s XV y pertenecía a Pedro Sem. El palacio se construyó a finales del s XVII por la familia Brandao de Mello. Más tarde se convirtió en el Palacio del Obispo.

El Jardim do Palacio de Cristal, este espacio verde, diseñado en el s XIX por el alemán Emile David, ofrece senderos arbolados, estanques, flora exótica y pequeños jardines.

Desde las terrazas ajardinadas en la ladera de la colina se consiguen algunas de las mejores vistas de la ciudad. El Palacio de Cristal original, de hierro  y vidrio, se construyó para la Exposición Internacional de 1865 tomando como inspiración el Crystal Palace de Londres.

El edificio que hay junto a la entrada principal alberga exposiciones de arte contemporáneo, talleres  y eventos. La capilla de Carlos Alberto está dedicada al rey de Piamonte y Cerdeña, exiliado en Oporto. El jardín Quatro Estaçoes es un cuidado jardín circular con fuentes y está cerca del pabellón principal. Incluye una escultura dedicada a cada estación del año: Primavera, Verano, Otoño e Invierno.

Las laderas abancaladas albergan jardines temáticos, entre los jardines de esculturas y las avenidas arboladas hay infinidad de rincones para comer al aire libre y disfrutar de las vistas.

La Casa do Roseiral es un edificio amarillo con vistas al río y es la residencia oficial de los alcaldes de Oporto. La Quinta da Macieririnha era la residencia de verano de Antonio Ferreira Pinto Basto, magnate del vino de Oporto. Ahora alberga el Museo Romántico con muebles y objetos de época.

La Concha Acústica es un quiosco de música de estilo art nouveau y en verano hay conciertos de música clásica y actuaciones en directo.

Hay muchos miradores señalizados desde las que disfrutar de magníficas vistas de Vila Nova de Gaia. Los puntos panorámicos situados en el lado sur ofrecen impresionantes vistas del Ponte da Arrábida y Foz do Douro.

Una cosa curiosa es que hay muchos pavos reales en el recinto y uno de ellos abre las plumas y parece que está posando para las fotos ya que está bastante tiempo lo cual te permite hacer todas las fotos que queremos.

Volvemos al centro de Oporto y vemos la Casa do Infante. El edificio original fue construido en la primera mitad del s XIV para acoger la Real Casa de Aduanas y residencia de sus funcionarios. Estuvo en funcionamiento durante más de 500 años.

De acuerdo con la leyenda, el Príncipe Enrique el Navegante nació en esta casa en 1394.

Paseamos y volvemos a nuestra casita.

Esta mañana la dedicamos a visitar en primer lugar el Centro Portugués de Fotografía. Este imponente edificio construido en 1767 en un extremo de la antigua judería de Oporto. Ha sido cárcel y Tribunal de Apelación. Tiene una forma extraña, ya que se encontraba al lado del Convento Benedictino y de la muralla medieval. Con la Revolución de los Claveles y la caída de la Dictadura, en 1974, dejó de usarse como cárcel. Hoy en día presenta un ambiente algo misterioso y muy sugerente para la presentación de exposiciones fotográficas temporales, muchas de ellas de estilo contemporáneo y que invitan a la reflexión. Ahora hay una sobre la India, Bangladesh y Pakistán. Son fotos de hace años y otras actuales de los mismos lugares y vemos que no han cambiado mucho. La entrada es gratuita.

Paseamos las últimas horas que tenemos por Lisboa y vamos a coger el equipaje al alojamiento.  Podríamos ir a la estación de buses en metro, pero no está muy lejos y vamos andando. Pasamos por un barrio un poco deteriorado pero no pasa nada.

De Oporto a Lisboa vamos con la compañía Flixbus y nos cuestan los dos 18€. Es muy puntual, sale en punto y a pesar de que hace varias paradas antes de Lisboa como Coímbra o Fátima llegamos en el tiempo establecido.

Los vuelos con la compañía angoleña nos han costado los dos billetes 700€. De donde nos deja el bus, estación Imperio hasta el aeropuerto hay metro, nos cuesta 4,2 € las dos tarjetas recargables y el trayecto hasta destino.

Facturamos las dos mochilas hasta Sao Tomé, lo cual es conveniente ya que hacemos escala en Luanda.

El control de seguridad es exhaustivo, al pasar por el arco no suena, pero se nota la riñonera y me la hacen quitar y pasarla por el control del equipaje de mano.

Salimos casi una hora más tarde ya que no tenemos permiso para despegar. Son 7  horas de vuelo hasta Luanda. La comida que nos dan es muy buena, hay carne y lomos de bacalao muy ricos. Al llegar a Luanda volvemos a pasar control de seguridad y tenemos que esperar 4 horas hasta el siguiente vuelo.

Y sigue a Sâo Tomé